Veintidós años después, Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan vuelven a intercambiar cuerpos en una secuela divertida y entrañable que honra, y a la vez renueva, el espíritu del clásico de 2003.
Hacer una secuela de ‘Freaky Friday’ parecía, en teoría, un reto sencillo: bastaba con recuperar la química, el humor y la ternura que hicieron grande la película de 2003. Sin embargo, la historia reciente de Hollywood nos ha demostrado que capturar la magia de un clásico (porque seamos honestos: ¡ya es un clásico!) y repetir su frescura y chispa no es tarea fácil. Por eso ‘Freakier Friday’ (‘Otro Viernes de Locos’ en Latinoamérica) es una sorpresa verdaderamente agradable: llega más de dos décadas después y logra ser tan divertida, fresca y entrañable como la original… quizá incluso más en algunos momentos.
Es de esas películas que comienzas viendo con una sonrisa cautelosa y terminas con la sensación de un reencuentro esperado con viejas amigas.
Han pasado más de 20 años desde aquel viernes en el que Tess Coleman (Jamie Lee Curtis) y su hija Anna (Lindsay Lohan) intercambiaron cuerpos. Ahora, Anna es madre soltera de la rebelde Harper (Julia Butters) y está a punto de casarse con Eric (Manny Jacinto), un chef viudo con una hija adolescente, Lily (Sophia Hammons), con la que Harper no se lleva nada bien.
Con la boda acercándose y una posible mudanza familiar a Londres, las tensiones entre las cuatro aumentan hasta que una psíquica excéntrica (Vanessa Bayer) provoca, accidentalmente, que no una, sino dos generaciones intercambien cuerpos. Lo que sigue es una montaña rusa de identidades y emociones, repleta de malentendidos, situaciones disparatadas y, en el fondo, una historia sobre aprender a comprenderse y aceptarse mutuamente.
Confieso que me emocionaba descubrir qué había sucedido en las vidas de Anna y Tess, durante todos estos años, pero cuando supe que esta vez habría un doble intercambio de cuerpos pensé que el recurso podía sentirse exagerado y el tráiler tampoco ayudó a disipar esa idea. Sin embargo, lo que en papel parecía un truco forzado, en pantalla funciona de forma sorprendente.
El mérito es de Nisha Ganatra (Late Night, The High Note), quien toma el relevo del director Mark Waters con inteligencia y cariño, transformando la premisa en un juego ágil y lleno de energía. Ganatra imprime un ritmo vibrante, ideal para las secuencias cómicas, y sabe cuándo pausar para que los personajes respiren. ‘Freakier Friday’ tiene el sabor de las comedias adolescentes de principios de los 2000, pero con un brillo moderno que la hace sentir fresca y natural.
El guion de Jordan Weiss, basado en una historia suya y de Elyse Hollander, retoma elementos familiares, como la boda, y los renueva con giros que evitan caer en una repetición. Lo conocido se vuelve reconfortante; lo nuevo, emocionante. Incluso si dejamos la primera entrega fuera de la ecuación, esta secuela sigue funcionando por sí sola.
No nos engañemos: la razón principal por la que anhelábamos esta secuela tiene nombres y apellidos propios: Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan. ¡Y qué gusto da verlas juntas otra vez! Regresan con la determinación de proteger el legado de ‘Freaky Friday’, y eso se nota. Su entusiasmo traspasa la pantalla. Desde la primera escena se siente como volver a casa: hay química, complicidad y, sobre todo, una alegría genuina por compartir otra vez esta aventura.
Curtis sigue siendo insuperable interpretando a una adolescente atrapada en un cuerpo adulto, regalándonos momentos de oro puro: sus reacciones, su comedia física y esa mezcla de asombro y horror ante su “nuevo” físico arrancan carcajadas inmediatas. Por su parte, Lohan brilla en el rol maternal, canalizando muy bien a Tess con calidez y autoridad, especialmente cuando repite gestos y frases ya conocidas como “toma buenas decisiones”, con una naturalidad encantadora que simplemente nos hace sonreír.
Su complicidad es evidente: se divierten juntas y eso se siente. Ya sea en una sencilla interacción madre e hija, en una secuencia de cambio de look con Ella (interpretada por una carismática Maitreyi Ramakrishnan) o en su reencuentro con Jake (Chad Michael Murray), la naturalidad para pasar de lo ridículo a lo emotivo es contagiosa. Murray, por cierto, aporta un arco sorprendentemente gracioso e inesperado que, además de hilarante, recuerda por qué su presencia en la original dejó huella.
Aunque esta dupla es la estrella indiscutible de la cinta, las nuevas incorporaciones al reparto también brillan. Julia Butters aporta rebeldía y dulzura, recordándonos a la Anna original pero con una calidez que conecta al instante. Su presencia magnética robar cámara en varias escenas y añade una chispa juvenil que equilibra la nostalgia. Sophia Hammons ofrece un retrato fuerte y vulnerable de una joven segura pero, que en el fondo es sensible y arrastra miedos y ausencias. Aunque su actuación es sólida, a veces le falta un poco de presencia cómica frente a las otras actrices involucradas en el intercambio.
Por su parte, Manny Jacinto aporta carisma y ligereza, cuando la trama lo necesita, con una naturalidad cómica y buen ritmo que encajan con el tono de la película, aportando pausas entre tanta locura. Incluso en los momentos más absurdos, hay espacio para que estos personajes nos dejen ver sus emociones, añadiendo una capa extra de empatía y sinceridad a la historia familiar.
Fuera de este núcleo, Vanessa Bayer destaca con su humor peculiar y desbordante, aunque no todos sus momentos funcionan al mismo nivel.
Uno de los grandes aciertos de ‘Freakier Friday’ es su manejo de la nostalgia. Sin abusar del fan service, la cinta no se limita a lanzar easter eggs vacíos y cada referencia tiene un sentido emocional. Hay rostros conocidos como los de Mark Harmon y Stephen Tobolowsky, quienes retoman sus papeles de Ryan y Elton Bates, respectivamente; así como breves apariciones de Pei-Pei (Rosalind Chao), la dueña del restaurante chino de ‘Freaky Friday’, y su entrometida madre, la abuela Chiang (Lucille Soong).
De igual manera, guiños a otros títulos entrañables de la filmografía de Lohan están diseñados para hacernos sonreír como el cameo de Elaine Hendrix, la ambiciosa Meredith Blake en ‘The Parent Trap’ (1998), o la fecha del 3 de octubre que claramente es una referencia a ‘Mean Girls’ (2004). También surgen momentos que son pura delicia para los fans: desde la portada de un disco de Britney Spears hasta descubrir que el apellido de Jake es Austin (un pequeño guiño para los seguidores de ‘A Ciderella Story’ (2004) que protagonizó Chad Michael Murray). Y, por supuesto, ver a Pink Slip reunido en el escenario tocando ‘Take Me Away’, un instante que hizo cantar a más de uno en la sala de cine.
Son detalles que nos transportan a otro tiempo sin sacar a la película de su presente y sin restar fuerza a la historia.
‘Freakier Friday’ es la prueba de que las secuelas de legado pueden hacerse bien: respeta la esencia de la original, expande sus personajes, da espacio a nuevas voces y nos devuelve a Jamie Lee Curtis y Lindsey Lohan en plena forma.
Aunque el humor físico, los enredos absurdos y las referencias son parte esencial del encanto, la cinta también se permite momentos de auténtica ternura que tocan el corazón. Nisha Ganatra sabe que la risa y la emoción no son opuestas: son parte de la misma experiencia. Esto se siente especialmente en las interacciones de Hammons con Curtis y Harmon, que añaden un tono sincero y conmovedor a la trama.
Y aunque el mecanismo del intercambio de cuerpos se siento un poco más meloso que en 2003, y hay chistes que se pierden por el camino, la energía, la emoción y el cariño con el que está hecha la película hacen que esos detalles se perdonen.
Al final del día, ‘Freakier Friday’ es dulce sin empalagar, divertida sin forzar y tan reconfortante que uno no quiere que termine. Sales del cine con una sonrisa, un poquito de nostalgia y la certeza de que, por suerte, sigue siendo viernes.
* Esta reseña también es publicada en rockaxis.com.