Es justo iniciar esta crítica diciendo que no soy muy fanática del cine de Terror, y tal vez es por el sinfín de clichés que estas películas tienen. Sin embargo, gracias a algunas cintas clásicas y a la comedia de terror, he logrado un mejor acercamiento al género.
Esto también me ha sucedido con el folk horror, un subgénero que se remonta a las décadas del 60 y 70 y que ha tomado bastante fuerza en los últimos años. A este grupo se suma ‘Luz’, cinta colombiana dirigida, escrita, y producida por Juan Diego Escobar Alzate; una película que deja a un lado la acción y lo visceral para jugar con los símbolos y lo sensorial, y cuestionar temas como el bien, el mal y la misma religión.
La historia nos presenta a un predicador conocido como El Señor, quien lidera una comunidad aislada ubicada en la espesura de las montañas y donde llega un presunto nuevo Mesías. Sin embargo, con su llegada comienzan los males, no solo en la aldea sino también en el hogar del predicador. Sus hijas Laila, Uma y Zion empiezan a cuestionar el verdadero significado de Dios y del Diablo, así como la auténtica naturaleza del amor, de la feminidad y de la libertad.
La película brilla con luz propia. La mezcla de terror, temor a lo desconocido y a lo inexplicable, y el constante cuestionamiento a la moral del hombre y la verdadera fe, hacen de la ópera prima de Escobar Alzate una llamativa e inquietante “canción de cuna oscura” (así como la define el cineasta manizalita).
Del primer al último cuadro es clara la influencia de cintas como ‘The Witch’ de Robert Eggers y ‘Midsommar’ de Ari Aster, así como de un toque del cine de Terrence Malick, algo de los Spaghetti Western y una pizca de M. Night Shyamalan con ‘The Village’; eso sí, permitiéndole a la película construir su propia personalidad y sostenerla por sí misma.
A lo largo de sus 104 minutos vemos cómo ‘Luz’ se transforma en un viaje atmosférico, cuya historia es oscura y enigmática, y a su vez la de sus personajes resulta bastante fuerte, desafiante y sombría. Esto se debe también en gran medida a las sobresalientes y catárticas actuaciones de Andrea Esquivel, Sharon Guzmán y Yuri Vargas —las inocentes hijas de El Señor—, y a la imponente interpretación de Conrado Osorio, quien encarna al rígido predicador que acude a la religión, de manera fanática, para sobrellevar la muerte de su esposa.
No obstante, ellos no son los únicos actores que destacan en la película. Los entornos naturales, recónditos y llenos de color, ubicados cerca al Nevado de Santa Isabel —frontera entre Risaralda, Tolima y Caldas—, son cautivadores y bellamente refrescantes. Esto es resultado de la excelente fotografía a cargo de Nicolás Caballero Arenas, quien captura panorámicas de ensueño en función a la trama, en un ambiente místico y cumpliendo el objetivo de Escobar Alzate: mostrar la comunión profunda de la relación Naturaleza, Hombre y Dios.
Aunque a veces tiende a ser reiterativa, ‘Luz’ nos muestra lo bueno y lo mano del ser humano. Nos dice que todos somos buenos y que todos somos malos, y nos hace reflexionar sobre nuestros propios miedos. Sin embargo, no es una película para todo el mundo: exige ser vista con calma para apreciarla mejor.
‘Luz’, que participó en la edición 52 del Festival de Sitges en Cataluña, el festival más importante de cine fantástico del mundo —siendo la tercera cinta colombiana en la historia de este espacio— es un notable debut. Resulta ser un gran paso en la construcción de cine de Terror del país y una valiosa película de folk horror de este lado del continente, donde su director encuentra su voz, estableciendo un estilo personal que esperamos seguir disfrutando en sus próximos proyectos.